Robert Downey Junior/Hank Palmer regresa a su Indiana natal para el funeral de su madre, intenta salir pitando pero algo se lo impide: su padre, el juez Palmer/Robert Duval es acusado de asesinato.
Hank Palmer tiene una vida estupenda en Chicago tal como él la describe: una casa de la hostia con un Ferrari a la puerta y una mujer con un culo de animadora al lado en la cama. Este speech que le lanza a un colega para fardar no es tan perfecto como lo pinta, si escarbas sale porquería y para eso tenemos dos horas de película por delante. Palmer recibe una llamada, su madre ha muerto y vuelve a su pueblo del que salió huyendo, allí le esperan sus hermanos, Glen/Vincent D´Onofrio y Dale, su ex novia Sam (la siempre estupenda Vera Farmiga) y su estoico padre, el Juez Palmer, interpretado por el estratosférico Robert Duvall (ironías que tiene la vida Boo Radley deja su oscura casa y coge el mazo). Las relaciones con el entorno en su Indiana de origen son para Hank difíciles y frías, está deseando marcharse para no volver pero cuando casi lo consigue le llama su hermano: su padre ha sido acusado de atropellar a propósito a un hombre, no le queda más remedio que regresar para defender al arisco juez. El reparto queda redondeado por Billy Bob Thornton como Dwight Dickham el abogado de la acusación.
El retorno al hogar es un tema recurrente que toca la fibra sensible del espectador, Robert Downey alterna su gamberrismo habitual y su verborrea prodigiosa con un resquebrajamiento progresivo de su coraza que permite atisbar al hijo que en el fondo quiere a su padre. Qué decir de Robert Duvall con sus 84 años dando clases de interpretación en cada respiración y movimiento , un personaje duro con sus hijos, severo, pero que también se va abriendo según pasan los minutos.
La relación entre el padre y el hijo, que se rompe en un momento determinado y no sabemos por qué, es el núcleo de la película, más allá del posible asesinato o el resto de relaciones que establece Hank, y es al fuente de las mejores escenas , cómo estos dos hombre duros dejan entrever su alma y su amor mutuo es lo mejor y más emocionante de la película, hace que la lagrima asome a los ojos de los más llorones (como en mi caso que empatizo a lo loco). He leído críticas de todo típico, negativas hacia la película por el metraje excesivo aunque siempre loando el trabajo actoral de Downey y Duvall. Personalmente me han transmitido de forma emocionante las escenas del regreso al hogar, lo olores, las vistas, y las relaciones familiares tan complejas, pero como por muchos años que pasen la crianza común hace que la gente siga unida. Risas, familia, amor y lágrimas, Downey y Duvall, no necesito más.
El juez, David Dobkin, Warner Bros. Pictures, Estados Unidos 2014.
No puedo añadir nada a la excelente crítica y resumen de la película. Se nota que has visto la película, y que te ha gustado. Como a mí.
A ver si aprenden algunos que “redactan” para Fotogramas, que describe la película como pesada y floja, un tipo que además (y se nota) ni siquiera la ha visto.
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