El arpa de hierba nos suelta a pastar en un típico pueblo americano de la primera mitad del siglo XX, que ve como los cimientos de su microcosmos se resquebrajan debido a un hecho insólito: una solterona, su protegido y su sirvienta se mudan a una cabaña en un árbol.
Esta novela con tintes biográficos del gran Truman Capote puede ser una buena compañera para esta ingrata primavera permitiéndonos viajar en el tiempo y el espacio y huir de nubes negras y lluvias pertinaces…siempre hay algo pertinaz jodiendo en este país nuestro, llámalo sequía, Rajoy, los cansinos de Eurovisión…
Trivial: en el 95 Charles Matthau dirigió a su padre, Walter, en la versión cinematográfica del El arpa de hierba. Otra curiosidad, era amigo de Harper Lee y se dice que Tití de Matar a un ruiseñor está inspirado en él.
La obra que prefiero por encima de todas de Capote es A Sangre fría, ya he hablado de ella en el blog así que no me repetiré, pero aquellas fotocopias que devoré en un sofá cama en el que dormía en Madrid marcaron un antes y un después en mi visión del periodismo, sus géneros y el personaje que en mi imaginario personal siempre tendrá la cara de Phylip Seymour Hoffman, un minuto de silencio por favor por el talento que nos abandonó demasiado pronto.