La trastienda de una obra de teatro en Broadway dio para tres Oscars y un peliculón en 2014: egos, inseguridades, miserias, sexo, delirios…the show must go on.
Michael Keaton es Riggan Thompson a un actor que alcanzó la fama interpretando a un súper héroe con mallas y pico de pájaro, en su madurez intenta alcanzar el prestigio que cree que se merece invirtiéndolo todo en una obra de teatro…todo, todo, hasta su salud mental.
El reparto es la gran baza de Birdman Además de Keaton, “sobrao” y minucioso, está Edward Norton, degenerado y brillante, (con las mejores frases, seguramente), Emma Stone, drogada y vulnerable, Naomi Watts, sobrepasada y pelín infantil, Zach Galifianakis, con una contención que le tuvo que provocar una úlcera, tan es así que tardé una hora en reconocerlo, y no estoy exagerando para nada, es más (¡abajo las caretas!), me estoy quedando corta por vergüenza torera.
El director es la gran baza de Birdman, Alejandro González Iñárritu lo hace una vez más: una peli raruna, que se percibe como chocolate espeso pero no de los que empalagan sino de los que te bebes la taza entera y luego rebañas con el dedín. “Babel”, “21 gramos”, “Amores perros” son los hermanos mayores de Birdman y de forma natural el más joven, más intimista, quizá, no los supera pero los iguala siendo distinta. No de dicho nada, lo sé.
El guión entre cuatro, uno Iñárritu, por supuesto, es la gran baza de Birdman:
Usted no es un actor es una celebridad, que le quede claro
La popularidad es la cuñadita cachonda del prestigio
Hacerse crítico es como hacerse espía en la guerra porque no sirves para soldado
No son citas textuales, son posos que quedaron en esta cabecita loca.
Sí van tres grandes bazas en esta partida de cartas…cómo no iba a ganar.
Bueno, y como hay gente nueva (perdón por la cuña) “si me queréis seguidme” que tengo múltiples personalidades:
Instagram de mamarracha y su prima de Facebook