Hay una serie de riñas fijas en mi familia el día de Nochebuena que son tradiciones igual de importantes que comer gambón, sopa de marisco o que esa tía que ves una vez al año te diga que estás más gorda.
Además de discutir por si se ve o no el discurso del rey (republicanos a un lado y lo otros ahí 😏, erre que erre), por si la sidra de El Gaitero dorada o plateada, que si qué va primero el salpicón o la sopa…está el tema de LA VELA.
Mi güela Berna encendía una vela blanca para recibir al niño Jesús, hasta ahí todo claro, la movida viene en CUÁNDO hay que apagarla:
¿A las 12 cuando ya es Navidad y se supone que el guaje ya nació?
¿El día 26 cuando ya no es Navidad?
Hay momentos en que alguno (ya fartucao de sidra etiqueta dorada) reniega y dice que mi abuela no hizo jamás tal cosa, otro asegura que ella la apagaba cuando el último se iba de la juerga navideña que duraba horas a golpe de coñac y anís…hay años que está encendida hasta que se agota o alguien la esconde solo para jorobar y dice:
_Uy, se la llevo Papá Noel
O
_Se la comió un reno
O
_El Espíritu Santo la apagó con sus alas mágicas 😳
Asómate, este año ahí sigue, creo que va a ganar el equipo: hasta que se consuma la cera.
Bueno, y como hay gente nueva (perdón por la cuña) “si me queréis seguidme” que tengo múltiples personalidades: